Comedia romántica de desarrollo ligero y fluido a la que hay que ponerle una indudable pega: el planteamiento superfrívolo con el que se afronta la prostitución.
Jean es un camarero de un hotel de lujo que se hace pasar por millonario ante Irène, una pícara y atractiva buscona. Cuando descubre la realidad, Irène no quiere saber nada de él y se marcha con un nuevo "protector" a la costa francesa. Jean, enamorado, le sigue sus pasos y para seguir el mismo ritmo de vida que su amada también se convierte en el "mantenido" de una mujer acaudalada.
Un engaño de lujo vuelve a reunir al director Pierre Salvadori (responsable de Les marchands de sable) con su guionista habitual, Benoît Graffin. El trabajo de ambos se traduce en una comedia bien engrasada que, a pesar de su "singular argumento", huye del mal gusto explícito. Pero, a pesar de cierta elegancia en la forma de abordar la situación inmoral en la que vive la protagonista, en el fondo, al espectador la trama le deja en el aire una pregunta: ¿La conquista del ser amado justifica cualquier acción? Si ustedes contestan afirmativamente, Un engaño de lujo les parecerá una comedia simpática. Si, por el contrario, su respuesta es negativa no acabará de gustarles esta farsa con cierto sabor agridulce (como ocurría, salvando las distancias, con algunas de la grandes comedias de Billy Wilder).
A destacar la gran actuación del marroquí Gad Elmaleh (al que ya vimos en El juego de los idiotas) que acompaña, e incluso supera, a su "paternaire": la mucho más famosa Audrey Tautou (la inolvidable Amelie)
Para: Los que les gusten las comedias románticas y sean capaces de tragarse, sin problemas, cualquier "sapo" argumental.