Votar NO al Tratado Constitucional europeo no es votar NO a la Unión Europea, ni a los Estados Unidos de Europa. Afirmar tal cosa es hacernos comulgar con ruedas de molino, con las ruedas que impone el Sistema de poder imperante en España y en otos muchos países del mundo : duopolio político, duopolio económico y duopolio informativo. O estás con el PSOE o estás con el PP, o estás con beautiful people del PSOE o estás con la biutiblú del PP, o estás con Jesús Polanco o estás con Pedro J. Ramírez.
No es casualidad que los tres binomios, presuntamente enfrentados, pero ideológicamente gemelos, suspiren por el voto positivo a la Constitución Europea. Es más, para muchos españoles (insisto, y para muchos europeos, y para muchos hispanos) la prueba de que algo es cierto es que ambas facciones de esos duopolios coinciden en un objetivo. Porque Juan Español, prisionero del duopolio, especialmente del duopolio informativo, piensa que las peleas entre los dos miembros del tándem son reales, cuando la realidad es que no se están peleando por unos principios, sino por unos intereses, no se están peleando por unas convicciones, sino por cuotas de mercado, no guerrean por unos objetivos, sino por sus áreas de influencia y de poder (ahora no se le llama poder, sino responsabilidad. Ya saben, como en las viejas órdenes religiosas, en el poder no existen cargos, sino cargas). Juan Español, en suma, no tiene los elementos necesarios para caer en la cuenta de que esos dos púgiles que se miran con ferocidad tienen el mismo manager, son dos ramas de un mismo tronco. El duopolio ofrece una apariencia de pluralismo absolutamente falsa y artificial.
Como informamos en nuestra edición del pasado viernes 11, una encuesta del CIS y el Real Instituto Elcano, ambos controlados por el Gobierno Zapatero, concluía que el apoyo a la Constitución Europea se había reducido 20 puntos (desde el 62% al 42%, en apenas 9 meses). Por cierto, buenísima la información de la televisión pública, que, como todos sabemos, desde la llegada de Mr. Bean al poder se caracteriza por su radical independencia. El amigo Lorenzo Milá, ese monstruo de la comunicación y ejemplo de la sinceridad, nos informó sobre los sentimientos de los españoles hacia Europa, del deseo que tienen de que se celebre un referéndum, del desconocimiento general sobre la Constitución Europea... y se olvidó de contarnos lo que pensaban los españoles al respeto. Sencillamente, genial.
Pues bien, lo cierto es que el duopolio, o los tres duopolios, están actuando conjuntamente en pro de ese engendro masónico que es la Constitución Europea, con el retorcido argumento de si no votas, no eres europeísta. Es lo que se denomina un chantaje democrático.
El ejemplo político de la futura Constitución Europea es ilustrativo, pero no es el único. Por ejemplo, vamos con un ejemplo del duopolio económico, el que enfrenta la casta empresarial del PSOE, la beautiful people, ahora renacida, integrada por funcionarios de colmillo retorcido que se cansaron de ganar poco dinero, con la biutiblú del PP, formada, en su mayor parte, por agentes de bolsa, con fuerte vocación especulativa. Los alineamientos han sido inmediatos: los medios del PP se han unido al presidente del BBVA (biutiblú), mientras la prensa del PSOE ha optado por Sacyr Vallehermoso, detrás del cual, mucho me temo esté Emilio Botín, que, como todo el mundo sabe, es un progresista de tintes socialdemócratas.
Pero el duopolio informativo es el más peligroso, porque en él nos jugamos la batalla cultural. Al final, no son los Gobiernos ni las empresas las que moldean una sociedad sino la cultura, y los iconos culturales están controlados por los grandes editores. Así, por ejemplo, he visto al duopolio de derechas lanzarse en defensa de la Cadena COPE (propiedad de la Iglesia pero secuestrada por un grupo de intelectuales conservaduros, que se dedican a hacer política y a medrar, en lugar de a evangelizar), ante el ataque del Grupo Prisa y del Gobierno. Por ejemplo, don Jorge Trías Sagnier nos comunica desde el ABC que esto es un ataque contra el Cristianismo (hombre no, el Cristianismo es algo más que la COPE) porque el Gobierno Zapatero no desea el pluralismo.
Lo cual, sencillamente, es falso. Al Gobierno Zapatero, en materia de comunicación, liderada por Miguel Barroso, el secretario de Estado del Área, el ideólogo al que pone voz Fernández de la Vega, verdadero busto parlante, y el propio Zapatero, se mueven muy a gusto con la COPE, El Mundo, etc. Saben que son minoría, y que entre los medios públicos y el Grupo Prisa tienen asegurada su primacía. Pero no sólo es eso. A Barroso le encanta el duopolio, que proporciona un espejismo de pluralidad. El único periodismo que preocupa a Barroso, es el periodismo alternativo, el de los diarios gratuitos (poco, por su escasa calidad y su superficialidad ramplona) y, sobre todo, Internet, que es la única alternativa informativa frente al Sistema. Internet alimenta el murmullo social de la mayoría silenciosa, ese que el duopolio trata de ahogar a bocinazos. Internet es el culpable de que fluya una información que no es información objetiva, sino conversación. La Red, aunque esto no se pueda demostrar, es la culpable de que, a pesar de la campaña de los duopolio, la campaña del Sistema, en pro de la Constitución Europea, el apoyo popular disminuya. E Internet también es la culpable de que, a pesar de la Alianza de Civilizaciones que pregona Zapatero, el español, y no precisamente el español pío, compruebe cómo los musulmanes invaden España e intentan imponer su fe y su modo de vida ante la sonrisa edulcorada de Mr. Bean. Y conste que soy un partidario de las fronteras abiertas a la inmigración, pero, por supuesto, obligando al inmigrante a que respete la forma de vida del país que le acoge, empezando por su fe. Por eso, en la precitada encuesta, resulta que, a pesar del duopolio informativo y gracias a Internet, ya no son mayoría los que opinan que Turquía o Marruecos deben entrar en la Unión Europea. Está claro que el verdadero enemigo de los tres duopolios es el periodismo independiente de Internet, los llamados confidenciales. La campaña no es contra la COPE, señor Trías, sino contra la WWW.
Por eso, el verdadero ataque del Gobierno Zapatero y el Grupo Prisa no es contra lo que podríamos llamar la derecha periodística, sino Internet. Un detalle, a Miguel Barroso le encanta Libertad Digital, el periódico de Federico Jiménez Losantos, el secuestrador mayor de la Cadena COPE y el aliado de Pedro J. Ramírez. Es lógico, forman parte del Sistema. Simplemente, Libertad Digital ha caído en zona nacional y juega su papel como Barroso está en zona republicana y juega el suyo, pero ni el uno ni el otro creen en lo que dicen y podrían pasarse al otro bando, donde les bastarán unas pocas semanas para conseguir una adaptación perfecta.
Posdata. Generalmente cuando dices cosas como las que acabo de escribir párrafos arriba, te miran con cierta indulgencia. Vienen a responder, aunque sus labios permanezcan mudos: Sí, todo lo que quieras, pero no puedes comparar la audiencia de la televisión o los ejemplares de El País o de El Mundo con los lectores de un confidencial de Internet. En principio, el argumento parece taxativo. Ahora bien, ¿de qué está viviendo la prensa periódica hoy en día? Pues, está viviendo de los regalos, unos carísimos regalos que hipotecan su futuro financiero. Los diarios se venden hoy, en todo Occidente, con algo, y al final no se sabe si lo que están vendiendo es información o el complemento.
Pero no sólo es eso. Por el modo de vida, de lectura, por la actual intensidad de la concentración y, sobre todo, por la actuación informativa, conviene formularse preguntas como ésta: ¿Cuántos compradores de El País leen El País? ¿Cuantos leen sus editoriales, esos con los que amenaza Jesús Polanco, como si se tratara de navaja cabritera? ¿Uno de cada 1.000? El cálculo me parece muy optimista. Por el contrario, la libertad y gratuidad y brevedad de Internet permiten sospechar que su influencia por lector es aún más fuerte que su creciente índice de lectura. Porque la verdad, quien se informa por Internet, una de dos, o realmente busca información y análisis o es que es masoca.
Eulogio López