- Raad Salam Naaman explica en Religión en Libertad que "lo que está pasando en Turquía es una continuidad de la llamada primavera árabe y la lucha por el poder religioso islámico en el mundo árabe musulmán llamado el 'califato'".
- Una lucha en la que "los únicos perjudicados son los cristianos orientales que viven entre las dos ramas islamistas rivales (sunníes y shiíes)".
- Porque "dentro del Islam los shiíes y los sunníes están enfrentados entre sí y no están de acuerdo en muchas cosas, pero los dos tienen en común el odio y la persecución a los cristianos".
- Mientras, Erdogan afirma que las protestas forman parte de "un plan sistemático" para dañar a Turquía.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan (en la imagen), ha denunciado que las actuales protestas antigubernamentales forman parte de "un plan sistemático" para dañar la imagen y la economía del país y ha instado a los manifestantes "sinceros" a desalojar el parque Gezi, en el centro de Estambul, en el que siguen acampados.
Algunas de las claves de las protestas turcas las ofrece el iraquí Raad Salam Naaman -autor, editor y responsable del Blog Desvelando el Islam- en Religión en Libertad: "Las protestas que han agitado a Estambul, Ankara y otras ciudades turcas en días recientes fueron totalmente inesperadas, pero representan un ambiente de frustración, rabia y coraje contra la dictadura, el poder y el radicalismo islámico que se ha estado acumulando por años bajo la dirección de Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro de Turquía".
Prosigue Raad Salam Naaman: "La gente en Turquía (una minoría, hay que decirlo) está saturada del gobierno de Erdogan y su disposición hacia el Islam fundamentalista". Y pone ejemplos: "Limitaciones de los derechos humanos, a la intromisión en la vida privada, asignando la educación religiosa, forzando a las chicas a llevar el velo y ir a la escuela para estudiar la religión (el Islam por supuesto), cambiando las escuelas en colegios religiosos islámicos, la reciente prohibición de vender bebidas alcohólicas; como el raki, la bebida turca más tradicional, o la construcción de una mezquita gigante en Estambul".
Según explican los mismos manifestantes turcos sobre lo que está pasando en Turquía: "Queremos que el mundo nos dé apoyo en nuestra lucha por una democracia de verdad en nuestro país. No tenemos jefes, pero estamos mejor organizados de lo que piensan. Estamos cansados de Erdogan y de su gente".
En opinión de Raad Salam Naaman, "en un simple análisis, parecía que lo menos malo que podría suceder, desde el punto de vista de los intereses occidentales, era que se impusiera el islamismo que todos denominaban "moderado" de los turcos. En mi opinión, no hay Islam moderado ni el Sr. Erdogan es un musulmán moderado, el Islam es uno, aplicar la ley islámica y punto".
Pero, en el fondo, según opina este experto en islamismo, "lo que está pasando en Turquía es una continuidad de la llamada primavera árabe y la lucha por el poder religioso islámico en el mundo árabe musulmán llamado el 'califato'". Una lucha en la que "los únicos perjudicados en este conflicto religioso, en la zona, son los cristianos orientales que viven entre las dos ramas islamistas rivales (sunníes y shiíes). Dentro del Islam los shiíes y los sunníes, están enfrentados entre sí y no están de acuerdo en muchas cosas. Pero los dos tienen en común el odio y la persecución a los cristianos".
Y concluye el experto: "Cuidado con Turquía de Erdogan, es una gran candidata y aspirante al título del califato, recordando y beneficiando de su antigua experiencia en la zona como gran potencia antiguo imperio otomano. Turquía, nunca olvida su antiguo imperio otomano perdido".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com