Mohamed, senegalés, llegó a Gran Canaria (España) en 2008 en una patera.
Él conducía la embarcación porque era el único que sabía navegar. Por ser el 'patrón' de la misma, le condenaron a tres años y cuatro meses de cárcel.
Después de cumplir la condena trabajaba en el campo. El pasado 17 de enero, Mohamed llegaba a la estación de autobuses cuando fue detenido por la policía. Como no tenía la documentación en regla, le llevaron al CIE de Aluche (Madrid) donde estuvo interno 40 días. "Es lo peor que se puede vivir, me dolió más esos 40 días en el CIE que los tres años en la cárcel", asegura. En todo caso, cuenta que durante esos días sintió de cerca la ayuda de las ONG y de la Iglesia que le ha apoyado "muchísimo".
"Yo que soy musulmán, estoy muy agradecido a la casa de la Iglesia que me ha ayudado a mí y a mis compañeros. Además de las ONG y los amigos, la única ayuda que tenemos es la Iglesia", subrayaba.
El 13 de febrero, día en que estaba programado el viaje con destino a Senegal, Mohamed finalmente no embarcó gracias a la intercesión de la Delegación de Migraciones de la Conferencia Episcopal, de la diócesis de Valladolid y del propio arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.
Concretamente, Blázquez envió una carta de clemencia al delegado del Gobierno de Castilla y León, en la que le pedía que reconsiderara la expulsión a Senegal de Mohamed, dadas las circunstancias que concurrían en el caso de este joven de 34 años.
Xus M.