Sr. Director:
Felicito a los impulsores del manifiesto en defensa de la lengua común. Quizá mi reciente experiencia sirva para ilustrar su necesidad.
Hace unos días acudí a una oficina del ayuntamiento de Barcelona para solicitar una ayuda para un familiar discapacitado. Al pedir a los funcionarios el formulario de solicitud en castellano, por cierto, la lengua mayoritaria de los barceloneses, me dijeron que nunca utilizaban el castellano en los impresos.
En un segundo intento, me dirigí a una oficina de la Generalitat y la escena se repitió: imposible obtener ni un solo impreso en castellano a pesar de ser lengua oficial. Al final desistí y me vi obligado a hacerlo en catalán, porque no tenía otra opción.
Es sólo un ejemplo: cada vez que tienes que realizar un trámite en la Generalitat o en el ayuntamiento, te encuentras con que tu lengua es ninguneada. Confío que manifiestos como éste sirvan para que los castellanohablantes dejemos de ser tratados como ciudadanos de segunda por algunas administraciones.
María Marco
mailmar@latinmail.com