Sr. Director:
Con toda prisa, a las puertas de las elecciones para la UE, la ministra de desigualdad nos pretende imponer una ley de muerte, una ley no deseada por los españoles, una ley de clara discriminación al conceder licencia para ser asesinados por sus propias madres y la industria del crimen, a aquellos que todavía no pueden hablar.

Las decisiones del actual Gobierno contra el pueblo, son una clara expresión de su incapacidad para gobernar, de imposición de una ideología caduca y perversa para tapar esa ineptitud.

Afirma esa mente calenturienta de Bibiana Aído que con esta ley nos acercamos a Europa; si para acercarnos a Europa se precisa matar a seres inocentes, yo prefiero alejarme y estar al lado de la vida. La mejor forma de acercarnos a Europa es con un Gobierno calificado y competente para evitar el enorme desempleo que padecemos, capaz de salvar la grave crisis que nos negó, y dispuesto al sacrificio por redimirnos de la difícil situación económica a la que nos ha llevado.

Y si, como estima la mayoría de los ciudadanos, las prisas por imponernos esta ominosa ley se debe a pretender movilizar a los suyos y así obtener un puñado de votos más en las próximas elecciones, esa actitud no puede ser más miserable, pérfida e inmoral: jugar con la vida de seres inocentes para conseguir el apoyo en las urnas.

Sr. Zapatero, su credibilidad está en los niveles más bajos que jamás tuvo un gobernante; sus enredos van siendo descubiertos por los que antes confiaban en usted; sus lavados de cerebro empiezan a carecer de efectividad. Tenga un rasgo de honradez (aunque sólo sea por esta vez) y no fomente la promiscuidad entre los niños y los jóvenes.

El adoctrinamiento a que somete a las futuras generaciones, con su enseñanza y sus leyes, no va a disfrutarlo usted, pues su incapacidad de gobernar le hará salir muy pronto de La Moncloa.

Cada día más españoles se dan cuenta de que usted no es nada creíble, que solamente sabe jugar haciendo trampas, que todo lo hace mirando con el prisma de la rentabilidad electoral y que su comportamiento con los españoles es execrable.

Pablo Delgado Escolar

padel@telefonica.net