Sr. Director:
Pablo y Zaira son dos jóvenes colombianos. Los conocí hace un par de años, cuando recién habían llegado a la 'Tierra Prometida' donde se ata a los perros con salchichas... y perdemos nuestras raíces dando paso a una sociedad consumista, hedonista e intrascendente. Pero no me voy a ir por las ramas.
Estos emigrantes de piel negra y corazón claro han pasado por todo tipo de calamidades; ella trabajó de mujer de la limpieza (empleada de hogar) y él de peón de albañil de sol a sol; sus salarios eran de pura risa pero ellos no caían en la desesperanza.
El caso es que ha pasado el tiempo, se han casado, han traído al mundo un hijo, y se han establecido definitivamente aquí, entre nosotros. Ahora su situación es distinta: él se ha montado una empresa de reformas y ella trabaja en una fábrica de productos cárnicos. Aceptan los trabajos que no queremos a cambio de vivir sin lujos. Y aquí nosotros, en mi humilde opinión, formando - es un decir - en la Universidad gente sin empuje, sin ilusión, y sobre todo sin recursos. Porque al final, esa ausencia de 'fondo' se refleja en carencias vitales.
Digo esto, si es cierto que lo único que importa es el placer, el dinero fácil y el éxito a toda costa. Porque no todos los jóvenes buscan lo que los 'mass-media' nos venden. Ahí reside mi único temor: que Pablo y Zaira se vean absorbidos por el relativismo moral, por la apatía de vivir y por una burguesía social que nos lleva a Dios sabe dónde.
César Montesinos
ceszar@gmail.com