Sr. Director:
A principios de esta semana se ha publicado un estudio pormenorizadamente documentado en el que se establece en unos 30.000 millones de euros, el ahorro anual que supone para el erario público, la labor de la Iglesia en España.
Sólo en el ámbito de la educación, unos 4.000 millones. Atendiendo a estos datos, me resulta difícilmente justificable que en España se nos pregunte explícitamente a los ciudadanos si queremos que parte de nuestros impuestos se dediquen al sostenimiento de una organización -Asumamos, no obstante, que, dentro del espíritu democrático quepa el que cada ciudadano pueda decidir qué financiar con sus impuestos y qué no. La pregunta es: ¿para cuándo la posibilidad de decidir también si queremos financiar a quienes usan nuestro dinero (nótese lo de "nuestro") para insultar a la media España que no piensa como ellos? Y es que buena parte de nuestra "farándula" (lo de artistas les viene demasiado grande) se dedica a tan encomiable labor, y, de vez en cuando, en sus ratos libres, excreta algún subproducto cinematográfico, pictórico, musical, etc. en el que también suele aprovechar para verter todo su pus ideológico.
Que nos pregunten en el IRPF por ello. A lo mejor, más de un "Almodóvar" o de un "Bardem" tendrían que empezar a trabajar para ganarse la vida.
Jacobo Fernández Sanromán
dicabo@terra.es