Casualmente he visto la entrevista que en el programa de La Mañana de la uno le han hecho al ministro de Fomento José Blanco.
No voy a entrar a valorar los contenidos de la entrevista, comprendo que para este Sr. lo bueno es lo que ofrece el partido socialista y lo malo lo que pretenden hacer el resto de los partidos.
Sí me he quedado perplejo cuando al hablar de educación ha manifestado que el partido popular se propone fomentar la enseñanza privada en detrimento de la pública, a través de desgravaciones fiscales a los padres.
No sé si esto es así, desconozco el programa de este partido, pero si se hiciera no sería un despropósito, el primer beneficiado sería el Sr. Blanco que como él mismo ha manifestado tiene a sus hijos en un colegio privado, no haría más que, de otra manera, seguir el ejemplo de lo que hacen los partidos socialdemócratas en sus paraísos de los países escandinavos, en los que cada padre tiene un cheque escolar con el que puede llevar a sus hijos al colegio que quiera, con lo que se evita la ideologización de la enseñanza, introduce la competencia y quita al estado el monopolio educativo; ni sería nada injusto ya que el padre que tiene a sus hijos en un colegio privado paga la educación dos veces: a través de sus impuestos y también el coste mensual del colegio en el que el padre lo ha escolarizado.
La existencia de un colegio privado supone un alumnado en el que el Estado no tiene que hacer inversiones, ni en infraestructuras, ni en instalaciones, ni en personal, ni en mantenimiento, lo que supone un ahorro importante en los gastos de educación.
Está muy manida la confrontación entre lo público y lo privado, eso no deja de ser más que demagogia. Las circunstancias que atraviesa nuestro país requieren revisar planteamientos decimonónicos y optar por caminos con miras altas y con sentido realista que aligeren al Estado de gastos e inversiones, para destinar esos ahorros en servicios básicos que son deficitarios.
Fernando Villar Molina