Una fiscalidad baja permitiría recaudar más. En primer lugar por las bondades de Laffer: menos fiscalidad igual a más actividad igual a más recaudación. Pero es que además, el presidente del Instituto de Empresa familiar, Simón Pedro Barceló, considera que una tasa baja de fiscalidad permitiría aflorar la economía sumergida. En realidad esa es la lógica del IVA de las chapuzas, aunque no se reconozca. Si en vez de cobrar un 16% cobran un 7%, es posible que algunos se animen a incorporarse al sistema. Y las chapuzas es un sector proclive a la economía 'B'.
Por lo mismo, el sector turístico es también muy proclive al 'guadanismo'. Así que un IVA reducido no sólo incentivaría la actividad y mejoraría la competitividad con los vecinos franceses sino que supondría un incentivo para aflorar parte de la economía sumergida. Y no es poca. Los técnicos de Hacienda acaban de presentar un informe en el que concluyen que el 24% de la economía es informal. Un drama para el que el plan antifraude no es sino el chocolate del loro.