La guerra de cifras parece algo inherente a cualquier manifestación, como es el caso de la del 11 de septiembre de Barcelona.
De todas formas, algo es obvio: la cifra de dos millones de asistentes, dada por los organizadores, es imposible porque equivaldría a 15 personas en cada metro cuadrado del área recorrida, algo que evidentemente es una barbaridad.
Los 600.000 asistentes parecen un número más razonable. En todo caso hay que subrayar que más de 7.000.000 de catalanes no fuimos a pesar de la publicidad, los discursos políticos y los trenes y autobuses casi gratis. Nadie debería sacar conclusiones precipitadas.
La sociedad catalana se compone de una minoría muy ruidosa, bien provista de apoyos políticos y medios públicos y de una amplia mayoría silenciosa. Y Cataluña somos todos: el 7% que fue a la manifestación y el 93% que no fuimos.
María Caro