Que la Unión Europea está desunida se deja ver en el sueldo de los eurodiputados. Como es sabido, los miembros de la Cámara de Estrasburgo no cobran lo mismo: su salario depende de su nacionalidad, esa que supuestamente quieren dejar atrás.
Es decir, un eurodiputado italiano cobra lo mismo que un parlamentario nacional italiano (casi 11.000 euros al mes), mientras que el eurodiputado español sale por lo mismo que un diputado del Congreso: unos 2.600 euros brutos mensuales. El intento por homologar salarios de quienes realizan una misma función en un mismo órgano legislativo no ha prosperado. La razón es muy simple: para que todos los eurodiputados cobraran lo mismo, sus salarios deberían ser pagados por la UE, y no por los presupuestos de cada país. Y eso no gusta a casi nadie, especialmente a alemanes y holandeses, que son más partidarios de la Constitución Europea que de la unidad de Europa.