Sr. Director:
Estos últimos meses han sido prolíficos en atentados varios contra la vida humana.
Uno de ellos fue el de la joven italiana en coma "desconectada" a petición de su padre: una muerte aséptica y cruel por inanición.
También se han publicado las estadísticas del número creciente de abortos en el mundo, muertes violentas donde las haya, que cursan con amputaciones y desangrado de los niños-víctimas. Ambos casos, objetivos de un terrorismo sin armas de fuego, contra mártires carentes de medios para defender sus vidas.
Dicen que es el bienestar material del hombre del siglo XXI. Le ha embotado el cerebro disponiéndole al olvido de las verdades trascendentes. Pero aún hay quienes confían ciegamente en la divina providencia y se dirigen a Dios ante una muerte desgraciada.
Dunlap, un estadounidense de 21 años con muerte cerebral irreversible y dado por muerto, agarró el brazo de la enfermera antes de que ésta comenzara la extracción de sus órganos. La realidad es que el pueblo al que pertenecía el joven se puso a rezar tras su accidente de coche y éste despertó precisamente el "día de acción de gracias".
Sí, los milagros existen, basta con que creamos que Dios lo puede todo cuando humanamente ya no hay nada que hacer.
Lisa Justiniano
juslis11@gmail.com