Sindicatos = sinónimo de violencia. Afortunadamente los ciudadanos tenemos ojos para ver y oídos para oír, por lo que las cifras de huelguistas que nos dan las organizaciones sindicales, sabemos acertadamente que son falsas.
En nuestro entorno, en nuestro barrio y en los lugares por los que discurrimos, buscamos a alguien haciendo huelga, tienda, colegio, mercado, bar, restaurante, etc., y nos quedamos con las ganas de encontrarlo. ¡Qué mala suerte! Harán huelga en otros lugares.
Cierto que los autobuses circulan más separados unos de otros, y lo mismo el metro, pero yo he tenido la fortuna de esperar menos que ningún otro día para cogerlos. También creo que los trenes y aviones han reducido sus servicios, claro, impuesto por ese mínimo exigido por los sindicatos. Admito que en las grandes industrias se coloca un piquete en la puerta, evitan por la fuerza la entrada de los trabajadores y, claro, hacen huelga.
Entonces yo me pregunto, de las cifras que nos da el gobierno, únicas fiables, ¿cuántos han hecho huelga? Es decir, huelga de verdad, trabajadores que sin la coacción, dejaron de ir a trabajar. Trabajadores que no fueron apedreados, que no fueron insultados, que no impidieron su paso con barricadas, que no llamaron esquiroles; tiendas que no obligaron a cerrar con palos y todo tipo de amenazas; grandes almacenes que no pusieron masilla en las cerraduras, o bancos, etc.
Los trabajadores que voluntaria y libremente dejaron de trabajar el día de la huelga, no llegan al 2%. Entre ellos no se encuentran, claro está, ni Méndez ni Toxo, porque ellos nunca trabajan, se limitan a recibir y administrar las subvenciones que les da el Estado de nuestros impuestos.
Pablo Delgado Escolar