Gracias a la influencia de la Iglesia en el mundo hispano, Iberoamérica es, aún hoy, uno de los lugares donde más se respeta a la persona más inocente, más débil y más indefensa: el no nacido. Y como la normativa ahí se demuestra la importancia de la ley, no como instrumento de poder, sino de influencia- hispana es provida, y en ocasiones como en la Argentina- de difícil enmienda, el Nuevo Orden Mundial (NOM), especialmente a través de Naciones Unidas, está utilizando el Derecho Internacional como una especie de conjuro con el que bordear o saltar por encima de las legislaciones nacionales.

Lo que hoy presentamos, elaborado por Noticia Globales, es sólo un ejemplo más. En el análisis se explica cómo la Convención Interamericana contra la Discriminación (producto de la Organización de Estados Americanos, OEA, otra organización multinacional) es un paraguas de Derecho Internacional bajo el cual introducir el gaymonio como derecho humano. De esta forma, y dado que el derecho internacional prima sobre el nacional, podemos legalizar la homosexualidad sin necesidad de mirar las leyes locales, en este caso, las de Costa Rica.

Lo mismo sucede con el aborto la CEDAW en teoría un protocolo de defensa de los derechos reproductivos de la mujer. El aborto está prohibido en la Argentina, pero la aprobación del CEDAW acabará por convertir la normativa local en papel mojado.

Y es que el derecho internacional es la esperanza para muchas cosas excelentes en el mundo, pero no mientras ese mundo esté ideológicamente controlado por el Nuevo Orden Mundial, que podríamos calificar como el eclecticismo políticamente correcto. Es decir, algo por lo que el hombre de la calle no daría un euro en circunstancias normales y aplicadas a su vida concreta, pero que puede dar mucho de sí. Primero, insisto, por el prestigio del Derecho Internacional. Segundo, porque, la invocación de los derechos humanos, concepto nacido, no de la Revolución Francesa Derechos del Hombre- sino de la II Guerra mundial -Derechos Humanos, que no es lo mismo- es como una especie de conjuro. Sirve para todo, y nadie, tampoco la normativa local, puede enfrentarse a lo que se considera un derecho humano en cada momento. Basta con decir que el gaymonio es un derecho humano para que no sólo se legalice por la puerta de atrás, sino que se persiga a quien se oponga. Del aborto, que tiene más historia en la sociedad actual que el homomonio, ya sabemos que el NOM ha pasado de pedir aborto libre a imponer el aborto obligatorio y perseguir a quien se atreva a defender la vida del no nacido.

Sí, el derecho internacional e lo mejor, pero ya saben que la corrupción de lo mejor es lo por.

Por cierto, como los argentinos son más exigentes en materia de información, La agencia Notivida ha publicado, por circunscripciones, los votos a favor y en contra del CEDAW en la Cámara de Diputados argentina y, lo que es peor, aquellos que se ausentaron porque el asunto les importa un bledo (estos son los tibios, los de como no eres frío ni caliente estoy para vomitarte de mi boca (ver Notivida).