Las chapuzas de la Federación Española de vela acaban con la próxima edición... en Dubai

La más antigua y hasta ahora prestigiosa competición deportiva del mundo, la regata Copa América de vela, o más bien Copa de la América, se ha enredado, en los prolegómenos de su edición 33, en el típico caos y chapucero del más puro estilo español, tipo La Escopeta Nacional.

Esta competición se rige por el documento fundacional de la misma, el llamado Deed of Gift, por el cual los propietarios de la goleta América, ceden la Copa que su barco ganara en Inglaterra en el año 1851, al Club de Yates de Nueva York, para que pueda ser diputada en regata. Esto ocurrió en el año 1887.

En este documento se estipula que las pruebas que compongan las regatas de la Copa América deben disputarse en la mar. También se establece la figura del Defender o Defensor, barco del Club que posea La Copa y el Challenger, o retador, barco que presenta un reto para disputar el mencionado trofeo. Si hubiera más de un retador aparece la figura de Primer Retador o Challenger of  Record. Entre este y el Defender se acuerda un protocolo para regular la edición de La Copa. En el Deed of Gift se estipula, también, que el Defensor escoge el lugar de la regata y el Retador el tipo de barco.

Curiosamente, la edición trigésimo primera de esta veterana competición la ganó un barco suizo, concretamente el Alinghi del armador ginebrino Ernesto Bertarelli y, como el Lago de Ginebra no es la mar ni mucho menos, Bertarelli pudo subastar la sede, lo que produjo un cambio importante en la Copa América, acontecimiento alrededor del que, tradicionalmente, se han realizado importantes negocios y que pasó a ser un negocio en sí mismo.

Pero era preciso encontrar un pagano y nada mejor para esto que buscar en España. De hecho los españoles, a través de las distintas y múltiples administraciones, le pagamos muy generosamente al señor Bertarelli para que la pasada edición de la Copa América se realizara en Valencia.

Como el muñeco gustó, se pretendió perpetuarlo y de esta manera se creó un cierto contubernio entre Bertarelli, las administraciones españolas y el Desafío Español, que había conseguido un aseado resultado en dicha edición, más la Real Federación Española de Vela.

Se trataba que el Desafío Español, bueno pero con ínfimas posibilidades de inquietar a los suizos, hiciera las veces de sumiso Challenger of Record, para perpetuar el contubernio. Aquí entró en danza la Real Federación Española de Vela, su presidente Gerardo Pombo y su vicepresidente, el notario Manuel Chirivella, ambos curiosos personajes.

Para que el reto sea válido lo debe lanzar un Club Náutico y el Desafío Español había participado en la edición 32 por la Real Federación Española de Vela, lo que es de todo punto irregular, puesto que dicha entidad no es un Club Náutico. Como las posibilidades de nuestro representante eran limitadas, pues el resto de los equipos optó por la discreción y no protestó.

Para solucionar esta cuestión no se les ocurre otra cosa, a nuestros iluminados federativos, que crear un Club fantasma, el inexistente y llamado Club Español De Vela.

Como fuera que el mencionado Deed of Gift exige que el Club retador  organice, al menos, una regata anual en la mar, y esto no ocurría con el nonato Club español, pues el señor Larry Ellison, a la sazón dueño y señor de la gran empresa informática Oracle y del desafío californiano de dicho nombre, se enfada y decide protestar contra este acuerdo entre suizos y españoles y lo hace ante el órgano que prevé el ya precitado Deed of Gift, el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, quien le da la razón a Oracle y, días atrás, confirma la invalidez de la chapuza de los federativos españoles.

El resultado es que la próxima edición de la Copa América se disputará dentro de diez meses, más o menos, muy probablemente en Dubai  y solamente entre suizos y californianos. A todo este desastre, tampoco es ajeno el ilustre Jaime Lissavetzky, quien mantuvo a su paisano en su cargo de presidente de la Federación, más que nada para mantener en Valencia la Copa América de vela. Quizás porque los socialistas siempre se han llevado bien con la realeza y la vela con La Zarzuela, y bufete Gómez Acebo y Pombo (hermano de) está emparentado con la Familia Real. Si La Zarzuela hubiese confiado en Pedro Campos y Calvo Sotelo, conseguidor de los patrocinios para la Vuelta al Mundo de Vela, otro gallo, con más espolones esponsorizadores, nos cantaría o cantariese.

En cualquier caso, todo este desastre redunda en beneficio de terceros, como la Unión de Bancos Suizos (UBS), patrocinador del Alinghi, que tiene mayores prioridades que atender, como, por ejemplo, evitar su quiebra, de la que momentáneamente ha sido salvado por los contribuyentes suizos. Otros deben estar  lamentando perder las oportunidades de organizar algo y pillar, como algún mercado de naranjas con bigotes. Y los habrá también que lamenten haberse metido en este berenjenal sin la adecuada asesoría y guiados por unos mentecatos como los federativos de la vela española, causantes de este estúpido fiasco. Porque si es necesario hacer trampas, pues se hacen, en la Copa América se tiene casi siglo y medio de experiencia en ello, pero no chapuzas.