El signo de opinión ciudadana se puede cambiar desde las APAS, influyendo en el Consejo Escolar, la participación de los padres en el colegio fomentando la búsqueda de una visión del hombre que responda a la Verdad. El riesgo de estar presente o ausente es grave, porque nos lo jugamos todo.
Es la naturaleza la que ha diseñado que el hombre sea sujeto de amor y necesite el cuidado y la atención hasta su completa autonomía. Y ese amor es tan frágil que requiere formación y orden. Dicha ordenación social comienza en la familia, primer factor de humanización, y donde los padres educamos en razones "firmes en el fondo y suaves en la forma", pero siempre sacudiéndonos ese falso complejo que nos impide poner límites. ¿No buscamos el bien de nuestros hijos o nos colgamos medallas?
Se habla mucho en los colegios de educación en valores y muy poco de las virtudes humanas, y si educar bien es forjar un ser humano, se supone que conducir, dirigir, aconsejar, prevenir, acompañar es parte de nuestra tarea, sin complejos, porque sin hábitos no se educa, sólo se ilustra.
Vivir de certezas y tener fundamentos sólidos es ejercer bien la autoridad y la superprotección es un amor a los hijos equivocado, pues la adquisición de esos hábitos reforzará su libertad en el futuro. La debilidad de nuestros adolescentes debe ser la fortaleza de los padres .Y como no quiero colgarme medallas, diré por si alguien me malinterpreta, que un padre o una madre, nunca es perfecto, es un luchador, porque tiene interés en mejorar y formarse y sobre todo está dispuesto a perdonar y ser perdonado
La calidad de ese amor es crucial, diría incluso que es un amor exigente, pues se aprende a trabajar entendiendo trabajo, no como unidad de producción, sino como servicio, pues estamos al servicio de una sociedad y no somos parásitos. Si la esencia del católico es estar en los distintos ámbitos públicos de actuación, el compromiso de los padres en la educación integral de nuestros hijos nos lleva no sólo a buscar su propio beneficio, sino a sumar esfuerzos para remar en la misma dirección del ideario católico del colegio.
Si el Gobierno pretende enseñar en las escuelas su "moral sexual" y el aborto, es porque no encontró demasiada resistencia en los padres que nos llamamos responsables... y luego vendrán las quejas.
Me atrevo a decir que hoy en día ser "madre de familia" cotiza a la baja y que asistir a las reuniones o charlas formativas que ofrecen los colegios es un acto heroico debido a la apretada agenda. También la convivencia familiar está bajo mínimos. La familia no está sujeta a leyes de mercado, funcionalidad y beneficio y no cotiza en bolsa porque su amor gratuito ni se compra ni se vende en el mercado, sin embargo su verdadero potencial es la inversión a largo plazo.
Marta Carmona Soriano