Ambos se han mostrado complacidos por las buenas relaciones bilaterales.
Durante el pontificado de Juan Pablo II ya hubo varios intentos por parte del Pontífice de viajar a Rusia, sin embargo, la ausencia de relaciones entre los Estados, y la negativa de la Iglesia ortodoxa, lo impidieron.
A finales de 2009, ya con Benedicto XVI, se establecieron relaciones diplomáticas plenas entre los dos países, que culminaron con la presentación de las cartas credenciales de los embajadores a mediados de 2010. Esta semana, se reunieron el presidente ruso y Benedicto XVI, y se pudo comprobar que la relación entre ambos Estados son buenas y se ha hablado de la voluntad de reforzarlas.
Además, en la conversación se ha reconocido la amplia colaboración entre la Santa Sede y la Federación Rusa sea en la promoción de los valores específicos humanos y cristianos, sea en el ámbito cultural y social. Sin embargo, pese a esa mejora de las relaciones, todavía no va a ser posible que el Santo Padre viaje a Rusia, por lo que habrá que esperar a que las relaciones todavía mejoren mucho más.
Andrés Velázquez
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