Sr. Director:
En este mes de Abril, los cristianos tenemos unos recuerdos de lo más hermoso, la Resurrección del Señor, el cumpleaños del Santo Padre, y la elección de su Pontificado Papal.

 

Si en cualquier familia, todos sus miembros se reúnen felices para ese acontecimiento, que se llama cumpleaños y, que son fechas entrañables donde las familias tienen la oportunidad de reunirse, especialmente si el cumpleaños es del padre de familia que simboliza el tronco central, de esa generación, que ya está asegurada en su continuidad, surge el regocijo en ese día, qué, es el reflejo de la felicidad que supone ese encuentro de unión entre, padres e hijos y los hijos de estos hijos.

Una generación que se une con agrado, que celebran porque así lo necesitan y, en ese trato entrañable se va sembrando la semilla; la buena semilla que se espera dé buenos frutos; es ahí, donde surgen vivencias personales, el trato amable de unos con otros, la escucha de aquel problema, el llanto del pequeño, el despiste de aquel otro, el cariño manifiesto de quién deja huella entre los primos y así detalles tras detalles que simbolizan lo importante que es la familia.

Si en el terreno familiar se pueden sacar esas conclusiones tan favorables, ¿cómo dejar en el olvido lo que en el terreno espiritual, nos debe unir a los cristianos enumerando estas tres fechas?

La Resurrección del Señor: qué cristiano no se siente agradecido al recuerdo, de que tras la muerte de Dios, con todo el simbolismo que sabemos, representa su Resurrección, la esperanza en la liberación del pecado y esa promesa de ayudarnos a comenzar una nueva vida. ¡Aleluya! decimos estos días "¡Alegrémonos!".

El 16 de Abril su Santidad, cumplió 85 años: ¡Cómo admiramos la grandeza de su sabiduría!, ¡cómo sentimos el respeto, hacia su persona entrañable en su imagen cansada!, cómo se nota el peso de la responsabilidad que tiene sobre sus hombros, el esfuerzo continuado de dar doctrina, esa doctrina clara que necesitamos sus hijos y el regocijo de acompañarle en su cumpleaños con oración y comprensión.

El 19 de Abril: elección de su Pontificado, que hace siete años aceptó, la pesada carga de la cruz, en una edad ya avanzada y tras estos años, nos sigue dando el gran testimonio de su fortaleza y ahí sigue, "sin bajarse de la Cruz" como decía Juan Pablo II ya en su ancianidad, fue testigo ejemplar para la humanidad, una humanidad débil (que no quiere hermanarse, con el dolor).

Benedicto XVI siguiendo la misma trayectoria de su predecesor, también nos deja claro esa frase "Dios no se bajó de la cruz". Por eso al considerar en estos días de cumpleaños y aniversario, nos han de servir a sus hijos de ser buenos seguidores de la Iglesia, de vivir con alegría y unión estas fechas -a pesar de los pesares- con el viento contrario o en tiempos más favorables con alegría, con alma y con calma.

Porque si somos fieles, tenemos también asegurada la continuidad de la Iglesia: "Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos" (Mt. 28,20).

Inés Robledo Aguirre