El secretario de Estado de Economía, David Vegara, se prepara las ruedas de prensa. Y ya tiene respuestas inteligentes para todo. Por ejemplo, cuando le preguntamos sobre si comparte el criterio del secretario de Organización del PSOE, José Blanco, sobre la incapacidad de nuestro mercado labor de absorber más inmigrantes, responde por peteneras. Cuando le preguntamos si existen cálculos del impacto económico que tendría la expulsión de los 800.000 ilegales que Blanco no desmiente que existan en España, hace lo mismo.
Vegara no se mueve de su discurso. Es necesario que las necesidades laborales de nuestro mercados sean cubiertas con inmigración legal y regular, con todos los requisitos cubiertos. Muy bien. Pero dado el hecho de que ya están aquí: ¿Es un buen negocio expulsar a los ilegales para traer a los legales? ¿Esta capacidad física y logística para realizar ese trabajo? Dice el Gobierno con orgullo que ya se han repatriado 50.000 este año. Pero hasta los 800.000 que según Blanco habría que devolver, todavía quedan unos cuantos. ¿Tenemos infraestructura y presupuesto para ello? ¿Nuestra economía podría prescindir de ellos? ¿No es evidente que lo que nos está ocurriendo no es más que consecuencia del efecto llamada provocado por la regularización masiva?