Sr. Director:

Las verdades a medias suelen ser peor que las mentiras. El mayor inconveniente de varios manuales editados sobre Educación para la Ciudadanía, que he tenido oportunidad de revisar, no es tanto lo que dicen como lo que callan. Y no sólo en las unidades de contenido más ideológico;  también en otras, como la dedicada a Declaración Universal de los Derechos Humanos. Algunos textos suelen citar el epígrafe 1º del artículo 26 que afirma que "Toda persona tiene derecho a la educación", pero ninguno de ellos hace mención del epígrafe 3º del mismo artículo, que dice que "Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". También se silencia el Preámbulo de la Declaración, en el que se hace mención a "la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana".   Al no resaltar el carácter universal e inalienable de estos derechos, por ser inherentes a la condición y dignidad de persona, puede parecer que su fundamento está es el consenso entre las naciones y no en la misma naturaleza humana. Por cierto, tampoco en ningún manual se cita para nada a la naturaleza humana, con lo cual se deja sin fundamento objetivo cualquier tipo de ética personal o social; y lo bueno y lo malo dependerá sólo de lo que a cada cual le parezca, o de lo que  determinen en cada momento las mayorías parlamentarias. José Luis Jiménez Villanueva jljvillanueva@hotmail.com