Yo me quedaría con estos dos principios, dado que de ellos emanan, de forma natural, el resto de los valores no negociables: Libertad de enseñanza, la de los padres con sus hijos; bien común, porque la única política económica moralmente aceptable es aquella que considera a la familia como la unidad económica básica y su bienestar el fin ultimo de la economía y hasta la libertad religiosa. Sí, también ésta, porque, aunque para defender la vida no hay que ser cristiano, aquí se da la eterna paradoja de la izquierda: la izquierda clásica, la de la cuestión social, no era sino el producto de las viejas ideas cristianas que se han vuelto locas, una herencia de la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, comunistas y socialistas, con su anticlericalismo rabioso, no nos permitieron a cristianos como yo ser de izquierdas. En cuanto comenzamos a defender al más débil, el concebido y no nacido, nos expulsan hasta de su compañía, con el peor de los sectarismos, el que nace de ideas nobles -como la justicia social- corrompidos por el relativismo bobalicón de la progresía.
Ejemplo: Rodríguez Zapatero no odia a la derecha ni al capitalismo. De hecho, él es el primero de los capitalistas, el que ayuda a los intermediarios bancarios, a los especuladores y a los grandes empresarios apalancados (caso Sacyr) antes que al destinatario final: la familia.
Mientras, la derecha tibia del PP, tan relativista como el PSOE, le baila el agua, el agua donde se dispone a ahogarse, con la dulzona nostalgia del suicida.
Por lo tanto, lo partidarios de la vida y la familia, esto es, los partidarios de la libertad y la felicidad humanas, debemos valorar dos fechas: el día de la Vida, el 25 de marzo, la Anunciación, nueve meses antes de Navidad, o Día del Niño por Nacer, y el último domingo del año -que este año coincide con la Festividad de los Santos Inocentes-: la Sagrada Familia, José, María y el Niño Dios, ejemplo para las familias del mundo en un doble sentido: donación mutua entre los esposos -no hay mayor entrega que la donación sin sexo de San José- y apertura a la vida. No olvidemos que el tan comentado suicidio de Occidente, especialmente de Europa, consiste en algo tan primario y tan evidente como la negativa a la paternidad, el no tener hijos.
La convocatoria de Madrid de este domingo 28 -esta vez con Eucaristía, como debe ser- debe ser completada con otra convocatoria, el 25 de marzo, Día del Niño por nacer.
En cualquier caso, ¡bien por Rouco!
Vida y Familia: la nueva frontera. Y si no es nueva tampoco importa demasiado.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com