"Baile de la vida", le dicen. Una estética homosexual, esto es, mucha carne y muchas plumas, en una llamada
Fiesta de la Vida, celebrada en Viena para luchar contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirido. Ya saben, negar lo evidente: la
homosexualidad es causa y vehículo del sida. Entonces promuevo la homosexualidad para obtener dinero, para combatir el sida. ¿Inteligente, verdad
Luego está lo de usurpar el nombre -sacrosanto nombre- del derecho a la vida para vender -La Fiesta de la Vida- una homosexualidad que es directamente antivida, por la tautológica evidencia de que si todos nos convirtiéramos en sodomitas -único objetivo del lobby gay- la vida humana desaparecería del planeta. Por razones obvias, que le dicen.
Si se trata de defender la vida y de defendernos del SIDA, lo lógico es no practicar el sexo anal, pero lo que se hizo en Viena fue promocionar esa barbaridad cochina
No sé si lo cogen. Reparen en cómo el sida, una enfermedad producto de la degeneración moral actual -
de la degeneración anal-, se convierte en la fiesta por la vida por mor de la atmósfera dominante.
Si se trata de defender la vida y de defendernos del SIDA, lo lógico es no practicar el sexo anal, pero lo que se hizo en Viena fue promocionar esa barbaridad cochina. Además,
el derecho a la vida siempre fue la lucha contra el aborto y la eugenesia, la defensa del más débil, el concebido y no nacido. Ahora resulta que la fiesta de la vida, el paradigma del creced y multiplicaos, es la sodomía que no sólo no multiplica sino que, además, mata.
Y el tal festival, carnal y plumífero, como creo haber dicho antes, no está amenizado por el lumpen de extrarradio, sino por el glorioso Bill Clinton (en la imagen), por el prestigioso Ricky Martin y por Conchita, o sea, la lentejuelas barbuda del festival de Eurovisión, que creo que no es ni bisexual, ni travesti, ni vaya usted a saber qué. Ahora han inventado lo de intersexual. A lo mejor la cosa va por ahí. Conchita ha encontrado su chollo y piensa aprovecharlo.
El resto es cosa de la cobardía políticamente correcta e históricamente hortera. Ojo al titular: "Viena se transforma en un jardín del deseo". ¿Del deseo de quién
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com