Gas Natural Fenosa afronta su año más difícil de la última década: 2011. La deuda se mantiene y lo que es pero, el coste de la financiación se ha encarecido un 30%, entre otras cosas gracias al desprestigio de España SA. Luego está lo de Sonatrach -si no hay acuerdo hay que empezar a pagar este mismo año- y el gas egipcio, en un país en revolución permanente.
Todo eso es cierto y en tiempos de tribulación lo mejor es no hacer mudanzas. Ahora bien, el presidente Salvador Gabarró quiere marcharse este mismo año, a ser posible después de la Junta de Accionistas. Y no, no ha sido el enfrentamiento con Antonio Brufau, con quien mantiene buenas relaciones personales y hasta familiares, sino porque tiene ya muchos años y quiere pasar a un segundo plano.
Dos son los candidatos a sucederle: el consejero delegado, Rafael Villaseca, y el consejero y presidente de la CEOE, Joan Rosell. La verdad es que el ascenso de Rosell a la presidencia de la CEOE no ha servido para cumplir su programa, el de revitalizar la patronal y volver a darle el prestigio que tuvo hasta la fase final del mandato de José María Cuevas, cuando empezó a decaer para hundirse definitivamente con Díaz Ferrán. De hecho, la CEOE se ha quedado fuera del Consejo Empresarial de la Competitividad.
En cualquier caso, el candidato mejor situado para sustituir a Gabarró es el actual CEO, Rafael Villaseca. En ese caso, se convertiría en presiente sin consejero delegado, asumiendo todas las funciones ejecutivas.
Y eso sí, la fusión entre Gas Natural Fenosa y Repsol queda aparcada. Lo ha pretendido siempre Repsol pero en Caixa-Criteria, principal accionista, no parecen estar por la labor.
Eulogio López
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