El desencanto que sienten los ciudadanos por la mediocridad de la que hacen gala la mayoría los políticos actuales tiene un ingenioso reflejo en Viva la libertad, una comedia del italiano Roberto Andò.
En vísperas de unas cruciales elecciones, Enrico Oliveri, el secretario del partido de la oposición que vive horas bajas, desaparece sin dejar rastro. Los mandos de su formación política deciden solucionar ese crítico momento sustituyéndole, en esa ausencia temporal, con su hermano gemelo idéntico, Giovanni, un divertido filósofo bipolar al que acaban de dar el alta en el psiquiátrico. Mientras el honorable Enrico se cobija en París, en casa de una amiga de juventud, intentando descubrir qué se perdió en el camino de la vida. En Italia, inexplicablemente, su alocado hermano, gracias a un discurso optimista y luchador, está devolviendo la esperanza a sus electores…
Esta tragicomedia política, de humor inteligente, estuvo nominada en 12 categorías en los Premios Donatello y ganó dos: a mejor actor secundario y a mejor guión. Este último merecidísimo porque Viva la libertad, aunque increíble en algunas situaciones, pone el dedo en la llaga sobre la época de escepticismo que vivimos en toda Europa debido al escaso carisma y empatía de nuestros políticos. Todo lo contrario a la actuación magistral de Toni Servillo que realiza el doble papel de los hermanos protagonistas.
Un último apunte: Viva la libertad cuenta con una anécdota de prensa rosa: en el reparto aparece Valeria Bruni, hermana de la exprimera dama francesa, Carla Bruni, a la que, por cierto, no se parece nada físicamente.
Para: Cualquier político que no tenga carisma o cualquier ciudadano que quiera divertirse con una comedia dramática inteligente