"Los pueblos no suelen equivocarse", pero siempre resultan artífices de su propio destino.
Las más de la veces, "mediante la propaganda falaz y destructiva la conducción de los pueblos ha pasado no a los hombres virtuosos y capaces, sino a quienes disponen de mayores medios para engañarlos y ponerlos al servicio de sus intereses personales y, a menudo, de objetivos inconfesables" (Bill de Caledonia).
Cualquier similitud con la realidad española no es solo casualidad.
Claudio Valdez