Sr. Director:

Acabo de leer la carta que el Sr. Arzobispo de Pamplona Monseñor Fernando Sebastián, ha dirigido a los católicos de Pamplona y Tudela con motivo de las próximas elecciones municipales, dando algunas orientaciones morales para ayudar con sus reflexiones a descubrir las implicaciones y consecuencias morales del voto que puedan emitir.

Dice que el resultado de las mismas pueden influir en implicaciones morales muy importantes, como son la defensa de la vida, el tratamiento del matrimonio y de la familia, la educación moral de la juventud y la tranquilidad y estabilidad de la convivencia. Después de hacer una exposición de los valores morales y del bien común que hay que defender, recalca que para los católicos en su conciencia tienen la obligación de evitar el mal y favorecer el bien y por tanto, subraya que "no pueden apoyar programas o proyectos políticos que amenacen el derecho a la vida de los seres humanos desde su concepción hasta la muerte natural, y alterar esencialmente la concepción del matrimonio desprotegiendo la realidad de la familia".

Hasta aquí todo muy bien, pero ahora aparece la grieta por donde su cuela el "mal menor" y deja una puerta abierta con el siguiente párrafo, "En el caso nada frecuente de que ninguna opción política satisfaga las exigencias morales de nuestra conciencia, la recta conciencia nos induce a votar a aquella alternativa que nos parezca menos contraria a la ley natural, mas apta para proteger los derechos de la persona y de la familia, más adecuada para favorecer la estabilidad social y la convivencia, y mejor dispuesta para respetar la ley moral en sus actividades legislativas, judiciales y administrativas".

Es decir, aplicar el "malminorismo" cáncer de la política en la que siempre han caído la mayoría de los católicos. Esta es mi discrepancia que con toda caridad fraterna le reprocho. No se pueden aceptar salidas ambiguas, hay que decir sí al si, y no, como nos dijo Jesús. Otro gallo nos cantaría en el panorama católico español, si siempre si hubiera ejercido el voto en esa dirección, sin ampararse en el fatídico "mal menor" que por el contrario siempre ha resultado ser un mal mayor.

Vicente Febrer Forés

vfebrer@hotmail.com