• Lozano ha presentado su dimisión tras firmar el acuerdo con los sindicatos sobre el plan de reconversión.
  • Considera que ahora debe ser otro quien lo implemente. Su autocrítica: la tardanza en aprobar el proceso de saneamiento.
  • Y ese otro es Luis Gallego, el joven lanzado de la exitosa Iberia Express y hombre clave en el éxito de Vueling.
  • Mientras, la pugna oculta entre británicos y españoles tendrá lugar en mayo, cuando los españoles podrían quedarse en minoría en el Consejo de IAG.
  • Nadie lo esperaba. Y él insiste en que ha sido una decisión personal y que nadie le ha forzado a ello.

Rafael Sánchez-Lozano (en la imagen), consejero delegado de Iberia, el hombre más denostado a lo largo de los últimos meses por los sindicatos de la aerolínea, ha presentado su dimisión.

Asegura que éste es el momento para marcharse: una vez que los sindicatos -salvo el SEPLA- han aceptado el plan de reconversión –que supondrá la salida de 3.000 empelados-. Ahora es el momento de que otro lo implemente. Su autocrítica: no haber empezado antes el saneamiento, aunque también alega que el sindicato de pilotos, el SEPLA, se lo puso muy difícil.

En contra de lo que se ha dicho, lo cierto es que Lozano se las ha tenido tiesas con Willie Walsh, el antipático ceo de IAG, la matriz del Grupo.

¿Y quién le sustituye Luis Gallego, el joven CEO de Iberia Express, que es el modelo de bajo coste al que se quiere aproximar la matriz y todo IAG. Gallego ha triunfado en IB Express y ya venía precedido de su triunfo como número dos de Vueling. Ahora se ocupará de la matriz.

Pero el cambio no termina con las tensiones -que sí, que existen, aunque los pilotos mientan y manipulen el significado de esas tensiones- entre británicos y españoles en el seno de IAG, o entre British e Iberia, si lo prefieren. Insistimos, en mayo hay renovación en el consejo de IAG e Iberia podría quedarse en minoría. Y esto sí representa un problema para la medio-españolidad de la compañía.

Además, será entonces cuando se plantee el paso desde la actual fusión fría a una fusión caliente. Por el momento, lo único que se ha fusionado en IAG es la cotización y el control financiero. Y lo malo es que a Iberia le coge en su peor momento de los últimos años y a British en el mejor, por mor de su gran activo: la línea Londres-Nueva York. Eso sí, IAG sigue siendo, a efectos legales y fiscales, una compañía española, con sede en Madrid.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com