Estoy narrando una historia de ficción porque, como ustedes saben, sobre el conflicto entre Ceuta y Melilla sólo pueden decirse dos cosas:

1. No ha existido tal conflicto.

2. Se ha solucionado gracias al buen hacer del Gobierno Zapatero y a pesar de la lamentable actuación de la oposición.

Todo ello dentro del principio general de que las relaciones entre el Reino de España y el de Marruecos son excelentes. Y si alguien persiste en su reaccionaria actitud de poner en solfa los precitados principios, deje de pensar, y mucho menos de hablar, y lea El País, que para eso se escribe.

Por tanto, debemos imaginarnos la siguiente historia de ficción, curiosamente escasamente narrada en la prensa española: policías españoles detienen a un marroquí que le había robado el coche a un matrimonio francés. Todo ello en el barrio de El Príncipe, una barriada controlada por islamistas. Sin saber de qué va el asunto, los agentes se ven rodeados por 200 jóvenes musulmanes que les agreden, por lo que se ven obligados a pedir refuerzos.

Debe tratarse de un error porque un día antes Rubalcaba -si les das la espalda, te la clava- había tenido el honor de ser recibido por su Majestad el democrático rey de Marruecos, Mohamed VI, y había cerrado un conflicto que no existió. Y si no existió en Melilla, ¿Por qué razón había de existir en Ceuta?

Y lo más grave de esta historia es que el ataque de los jóvenes islámicos en un barrio islámico de una ciudad española a la policía española no se puede atribuir a Mohamed VI. No, salió del pueblo, de forma espontánea, no preparada. O sea, que el enemigo está dentro y cada vez más crecido.

Pero todo esto no es sino pura ficción con oscuros intereses políticos. El no-conflicto toca ahora Ceuta.

Esto ocurría el viernes. El sábado, 14 activistas españoles pro Frente Polisario eran apaleados por policías y civiles marroquíes en El Aaiún. No cabe duda de que la gestión de Rubalcaba (si le das la espalda te la clava) ha sido un éxito. Desde su estancia en Rabat, los marroquíes respetan a los españoles mucho más, casi les miman, lo que ocurre es que son amores que matan.

¿Cuánto vale el kilo de español en el mundo musulmán, ya sea Ceuta, Melilla, El Aaiún, Malí, Somalia o Afganistán? La cobardía de Zapatero alcanza unos límites que hace frotarse los ojos a propios y extraños. Y lo peor es que sin tomar medidas volverá a haber más intromisiones, insultos, secuestros y tomaduras de pelo a España y a los españoles.

Por cierto, por lo que respecta a Marruecos el mayor problema no estará ni en Marruecos, ni en Somalia ni Afganistán ni en Malí sino en la colonia marroquí en España (medio millón de almas) que forman una quinta columna, un verdadero gueto antiespañol que espera su momento. Sin duda se trata de la población inmigrante que más odia al país que les ha acogido. La información que aportaba el domingo el diario ABC sobre el buen vecino yihadista alicantino -naturalmente marroquí- que reclutaba terroristas y fondos para la lucha, da que pensar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com