Los escándalos amplificados, repetidos o sacados del baúl de los recuerdos, sobre miembros de la Iglesia, afectan a un número mínimo de ellos, aunque la sospecha haya recaído sobre todos.
Por eso, se han levantado voces de sacerdotes y religiosos inocentes defendiendo el espíritu evangélico que ilumina su labor entre los más desfavorecidos y que ya dura 2000 años. Además, muchos laicos siguen apreciando esta misión de amor sólo retribuido por Dios. Albert Gubay, magnate multimillonario y católico practicante, fundador de la cadena Kwik Saver, ha donado 480 millones de euros del total de sus 500, a instituciones caritativas de la Iglesia y a otras con el mismo fin, como fruto de un pacto con Dios.
Siendo un joven galés modesto, criado en una familia católica que vendía dulces en tiempos de la postguerra europea, se dirigió así a Dios: Hazme millonario y quédate con la mitad del dinero. Con 82 años, el magnate ha cumplido su promesa de donar, realmente más de la mitad de su dinero, a la Iglesia fundada por Cristo. A veces, a las campañas manipuladoras, les sale el tiro por la culata.
María Ferraz