Con Aznar y su yerno, Alejandro Agag, como portaestandartes, la montaña parió un ratón. Todavía no sabemos cuál es la política energética del PP, vital para salir de la crisis económica.
El problema del Aznarismo, que es la única ideología presente aún en el PP, es doble: está llena de complejos, por eso no apuesta por la energía nuclear, y es más eficiente en el diagnóstico que en la terapia, pues no ofrece ninguna. De hecho, el problema, hablemos del derecho a la vida o de energía atómica, del PP siempre es el mismo: que todas sus cobardías del periodo 1996-2004 se le vuelven ahora en contra.
Respecto al sucesor de Aznar, Mariano Rajoy, es un misterio. Sabemos que ZP piensa mal y concluye majaderías pero sobre don Mariano existe la sospecha de que no piensa en modo alguno o de que al menos es tan discreto como un confesor.
En el informe de FAES no se ofrece ninguna apuesta por la energía nuclear ni por la libre competencia en el sector. Para ser exactos, no ofrece nada.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com