• La re-entrada de Iñaki Santillana en la única división sana del Grupo (Ediciones Santillana) ha desautorizado de forma definitiva al exconsejero de Telefónica.
  • Y su plan de reducción de activos continúa varado. Cebrián continúa con la gestión morosa de la compañía... y con la jibarización del Grupo, El País incluido.
  • Al antiguo Ceo de Telefónica ya sólo le queda esperar la jubilación de su jefe... siempre filtrada y siempre diferida.

Juan Luis Cebrián (en la imagen) le ha ganado otro pulso más al Ceo de la compañía Fernando Abril-Martorell. El Ceo consiguió librarse de Iñaki Santillana, pero Cebrián le ha recuperado como presidente de la única unidad sana del Grupo: Editorial Santillana, llamada, por cierto, a ser vendida.

Es el último feo de Cebrián a su presunto sucesor.

Pero no el único. Cebrián, que cada vez que filtra su marcha y luego no se va, tiene todo el apoyo de los accionistas agrupados bajo el paraguas Liberty, como hombre del Nuevo Orden Mundial (NOM), mientras Abril Martorell es un cristiano practicante. No interesa.

Pero es que, además, Martorell presentó un plan para salvar de la quiebra -en quiebra técnica lleva el grupo desde hace un lustro- con un plan de desinversiones de activos, sobre todo internacionales.

Pues bien, ese plan anda ligeramente paralizado. Lo que se ha impuesto es el modelo de gestión Cebrián, un modelo ligeramente moroso. En otras palabras: el modelo de gestión de Janli consiste en no pagar a los bancos -sobre todo Santander, Caixabank y Bankia- y en exigir a otras empresas, como Telefónica, que continúen condonando deuda. Ese es el 50% de su modelo: el otro 50% es reducir plantilla y condiciones laborales. En definitiva, jibarizando PRISA.

En definitiva, Abril deberá esperar la jubilación voluntaria de Cebrián. Claro que, para entonces, no se sabe lo que quedará en pie.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com