Lo malo es que, como tenga razón Centeno, cuando nuestros hijos y nietos descubran el marrón que les hemos dejado, corremos el riesgo de que, para mostrar su agradecimiento, en vez de ayudarnos a disfrutar de una vejez feliz, nos arrojen a las consultas de sedación terminal del doctor Montes & compaña.
Toquemos madera pues, y hagamos lo necesario para que suceda lo conveniente.
Es poco recomendable la técnica del avestruz.
Luis García
luisygarcia1@yahoo.es