Sr. Director:
Mi solidaridad con las víctimas del terrorismo, los familiares de las personas fallecidas y los lesionados, física y/o psíquicamente.

 

El dolor y la herida sufrida no se cierra con desgobiernos como el que sufrimos, que en vez de luchar para encarcelar y poner a disposición de los jueces a los asesinos, los llevan a cómodas cárceles nada más entonarle en privado a Rubalcaba un mea culpa, para así tratar de dividira la banda, mientras negocia con ella, con vistas a tener una baza electoral que pueda dar el vuelco a las encuestas.

Los jueces pueden condenar a cárcel a una persona por colaboración o integración en ETA. Pero luego el mandamás va y dice que los que él traslada a esa prisión no son de ETA, aunque haya una sentencia que así lo diga. Los familiares de las víctimas no tienen voz ni voto.

La política penitenciaria es claramente inconstitucional: la función del juez no se limita a juzgar, sino también a ejecutar lo juzgado. Toda la Administración penitenciaria tendría que estar encuadrada en el inexitente Poder Judicial, y depender de los jueces sentenciadores. No puede ser que un tribunal condene a una persona por un delito grave a 30 años de cárcel, y la Junta de Tratamiento de la prisión lo clasifique al poco tiempo en tercer grado, de modo que sólo pernocte en la cárcel. O que le mande a casa para cuidar a su mamá. O que reúna a dos personas para que puedan copular y, visto que no engendran nada, pagarles un tratamiento de fertilización...

El fin no justifica los medios. La paz sólo se consigue cuando media justicia. Que no es venganza. En la justicia humana, al que confiesa o se arrepiente, se le condena. Sólo en la divina, al que confiesa o se arrepiente, el Juez le absuelve.

En España no hay presos políticos, como sí los hay en Cuba, en China y en otras dictaduras. Todos son comunes u ordinarios. Y todos deben recibir el mismo tratamiento. Lo que no puede ser es que un preso tenga toda clase de comodidades...       para que guarde silencio. No sea que diga quién es J.A.G...

Son tan tontos que no se dan cuenta que al final la verdad siempre sale a relucir.

Son tan tontos (o tan malvados) que no se dan cuenta que no se puede negociar con terroristas que viven de matar.

Se está cometiendo una gravísima injusticia con las víctimas del terrorismo. Los tratamientos de los lesionados ¿quién los paga? ¿Los hijos de las víctimas, como el matrimonio Becerril, ¿están al menos recibiendo similar apoyo económico en sus estudios? No nos podemos callar.

Fernando Ferrín Calamita