La energía es al desarrollo económico lo mismo que la sangre al organismo: lo condiciona por entero. Sólo el agua es más importante para el desarrollo que la energía.
La energía nuclear es la única que puede producir cantidades ingentes de energía para alimentar todo el tejido económico a un precio bajo, mucho más bajo que cualquier otra. Es intensiva y universal: con energía nuclear se puede mover cualquier cosa, desde plantas desaladoras a coches eléctricos. Y es barata. No como la energía verde tan responsable de la crisis económica actual como la especulación financiera.
Y no vale decir que nos conviene esperar a la fusión nuclear, porque todos los especialistas saben que sin fisión nuclear no habrá fusión nuclear.
Y es peligrosa. Claro que sí. Ahora bien, el peligro de la nuclear -lo digo apenas 24 horas después de un accidente en el almácén de residuos nucleares de Nimes- es que puede provocar fugas radiactivas. Ahora bien, la palabra radiación provoca un miedo telúrico, irracional y, sobre todo, muy poco razonable. No ha habido muertos en Fukushima por radiación nuclear, aunque es posible que se acelere la muerte de los afectados. Lo que provocó 20.000 muertos fue el maremoto, no Fukushima. Y el miedo es libre, y se reproduce en progresión geométrica.
De hecho, la atómica es la energía que menos accidentes mortales y que menos víctimas ha provocado en la historia. Pero ocurre lo mismo que con el avión: las estadísticas concluyen que el transporte aéreo es el más seguro de todos, pero esas estadísticas no ayudan a superar el miedo a volar porque para el ser humano los coches, de hecho mucho más peligrosos, caminan por el suelo, como el hombre, mientras los aviones surcan el aire y el hombre no se siente seguro en las alturas sino donde pisa el buey.
Dicho esto, el accidente de Nimes -y escribo cuando aún desconozco las consecuencias- es más grave que el de Fukushima. Un tsunami es un riesgo que no puedes evitar. Lo de Nimes no ha sido un accidente sino un error. Por tanto, más evitable. Y justamente en Francia. Es sabido que dos países han desarrollado la tecnología nuclear pacífica (los demás copiamos): Estados Unidos y Francia. Por eso, si falla la seguridad en Francia, la hacedora de los reactores de tercera generación renovada y en camino el reactor de cuarta generación, el miedo se multiplica.
Pues bien, a pesar de todo, sigo creyendo que sin energía barata y limpia (primero barata, luego limpia) nos encaminamos a un colapso económico. Y esa energía sólo puede ser la nuclear, uno de los grandes logros de la humanidad.
Eulogio López
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