Hace unos días me enviaron a través del correo electrónico un power point en el que, a través de la manipulación de fotografías, se notaba tenía como único objetivo degradar a la Jerarquía de la Iglesia católica.
Al abrirlo me di cuenta que en ningún caso se buscada la verdad sino ridiculizar a unas personas y a una institución que además de religiosa hace una gran labor social, por ello me he visto en la obligación de intentar aportar alguna cosa para esclarecer la verdad sobre la acción social de la Iglesia.
Diversos estudios sociológicos y económicos demuestran el enorme beneficio que la actividad de la Iglesia católica aporta a la sociedad española. Es una contribución caracterizada por la vocación de la caridad, un servicio impagable que el Estado no podría asumir con sus recursos actuales. Insistir en que la Iglesia no busca privilegios y que lo único que demanda es libertad para el ejercicio de la evangelización, significa constatar un hecho difícilmente rebatible.
Otra cuestión es pretender que la Iglesia pierda su relevancia pública y su presencia social. Eso iría en contra de su propia naturaleza, pero además sería una grave pérdida para la construcción de una sociedad justa y democrática.
Suso do Madrid