No podemos decir que somos espectadores de los graves disturbios que se están produciendo en el Sahara, porque el Sultán marroquí impide que haya testigos en ese territorio, que no es suyo, del terrible atropello que está cometiendo, al que envió su ejército e impide el acceso a los periodistas y a los vehículos de Naciones Unidas.
Detenciones y heridos por miles y muertos por decenas, son los resultados, sin que podamos comprobar la auténtica verdad, lo que nos hace suponer que la gravedad es todavía mayor. Incluso ha expulsado de Marruecos a corresponsales de algún medio de comunicación.
Nuestro ominoso presidente se ha pronunciado al respecto y, por fortuna, no ha aplaudido la actitud de Marruecos; pero ha dejado entrever su descaro e ineptitud. Manifiesta el aciago ZP algo así como que no protesta de los asesinados saharauis (incluso un español), ni de los desaparecidos, detenidos, o los destrozos materiales, por el interés de España. Creo que no hay mucho que aclarar al observar este pronunciamiento, pues nos cree absolutamente imbéciles o sigue queriendo pisotear los más nobles valores de las personas y del Estado.
Señor Zapatero, el primer interés de España y de todos los españoles es la dignidad y usted la está despreciando continuamente, especialmente en las relaciones con Mohamed VI.
No es de extrañar su actual actitud, pues ya nos humilló con su sumisión a los terroristas de ETA, la negociación con los terroristas de Al Qaeda, el acercamiento a los dictadores de algunos países, etc. La pena es que todavía nos queda más de un año que soportar a semejante incapacitado.
Pablo Delgado