En el mundo actual quedan dos ideologías: el cristianismo acompañado de todas sus herejías, incluida el Islam) y los indiferentes, es decir, el mundo. Cualquier otro bando que se les ocurra no deja de ser filial de estas dos grandes cosmovisiones. Los cristianos piensan que la verdad existe, mientras los indiferentes consideran que, o bien no existe o bien es inalcanzable, así que una idea vale tanto como su contraria, las dos son igualmente respetables y ninguna sirve para maldita la cosa. Los primeros exprimen la vida, a veces hasta demasiado, los segundos prefieren sobrevivir.
Así, el Consejo Audiovisual Catalán, controlado por los indiferentes, ha aprovechado su nacimiento (oficial) para dictaminar contra la cadena COPE, porque según ellos no hace periodismo, falta a la verdad e incita al odio. Naturalmente la verdadera razón de la arremetida contra la cadena nada tiene que ver con eso. No tener creencias no significa no opinar sobre todo y sobre todos. De hecho, los indiferentes son los que más juicios de valor realizan, el mundo toma postura muchas más veces que la Iglesia. El zurriagazo a la COPE, no es porque emita mensajes cristianos pongamos que eso sólo afectaría al 1% de los mensajes de la cadena-, sino porque es propiedad de los curas, y eso le fastidia bastante al poder. Para el mundo, por ejemplo para Zapatero y el Tripartito, y para el CAC, la COPE no es más que la voz de los curas, que mudos están más guapos.
Por eso, repito celebro que la ley audiovisual catalana, así como su institución policial, el Consejo Audiovisual Catalán, y de igual forma el ahora proyectado Consejo Audiovisual Español, retome el concepto de verdad. Algo hemos ganado : ahora sabemos que la verdad existe, aunque la utilicen para la censura.
Y es que la mentira no es lo contrario de la verdad, sino su reverso. La mentira no existe, de la mima forma que no existe el mal, que sólo es la ausencia de bien. La mentira es humo. Ahora bien, si los señores del Tripartito, los ministros de Zapatero, los representantes del Sistema Mediático creen en el poder, aunque sea en el poder necesario para censurar a quienes les critican, señores, reconozcámoslo : hemos ganado una gran batalla, la batalla de la demencia, porque negar la existencia de la verdad conduce inevitablemente a la locura.
Ahora ya sólo nos queda por librar la batalla de la libertad de prensa, que es lo primero que conculca el tirano. Más que nada porque al poderoso no le preocupa la crítica: lo que le preocupa es que la crítica se exprese en voz alta, o sea, a través de los medios. Es decir, que no les preocupa ser incapaces o inmorales, mientras no salga de la provincia: lo que les preocupa es que se sepa. Zapatero quiere escribanos, no periodistas, quiere dactilógrafos, no analistas. Y para reprimir a periodistas y analistas necesita, es ineludible, de la verdad.
Eulogio López