El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha prodigado en reuniones durante la semana para tratar de salvar la reforma estatutaria catalana. Sobre todo después de que ERC anunciara que su eventual fracaso no invalidaría la actual legislatura. El coche oficial y la moqueta, pesan.
Todos los medios apuntan a que ZP pidió a Mas altura de miras. El mismo Zapatero reconoce que el futuro del Estatut está en Mas, que ha rechazado la oferta del consejero de Economía, Antoni Castells. Desde el PSC se han asumido gran parte de las exigencias financieras de la coalición nacionalista. Y eso, a pesar de que Zapatero ha tenido que lidiar con los órganos duros del partido -Alfonso Guerra a la cabeza- que señalan la inconstitucionalidad del cupo catalán.
Pero es que además, Zapatero habría ofrecido a Mas un gobierno de coalición en la próxima legislatura catalana. Para Mas ser conseller en cap es importante, porque el joven político se encuentra todavía virgen de poder. Sin embargo, Duran i Lleida es más partidario de romper el Estatuto, sabedor de que si la reforma pasa este viernes en el Parlament, también lo hará en el Congreso nacional. Desde la sombra, Jordi Pujol también alienta el rechazo. Más que nada por supervivencia política de CiU. Y en medio se encuentra Mas, que de momento rechaza la oferta del PSC. De momento, porque la semana será larga. Ya lo verán.