Sr. Director:

Estoy de acuerdo en que volvemos a los tiempos de persecución de los cristianos y me quiero referir, en concreto, a España. Es verdad que al principio de esta nueva etapa política de nuestro país me llevé algo parecido a un "schok", pero he de reconocer que después de estos últimos meses me empiezo a encontrar a gusto en nuestra nueva situación.

Tengo que confesar que me está haciendo una gran ilusión sentirme y proclamarme católica. Esto de ir contracorriente y transgredir lo política y socialmente correcto tiene su emoción. Otros lo hicieron en otras épocas y hoy los consideramos santos y héroes (no digo, claro, que yo haya llegado a esa altura...).

Repasando la historia de la Iglesia resulta que los tiempos de mayor grandeza del Cristianismo han sido los tiempos de persecución. Lo que estaba programado para destruirla, siempre ha sido lo que más la ha fortalecido y la ha hecho crecer. A estas alturas creo que los católicos necesitábamos que alguien viniera a zarandearnos violentamente para dejar de sestear. Así que, al final, vamos a tener que agradecer a Zapatero que con su programa de medidas contra la Iglesia y contra el sentir mayoritariamente católico de los españoles logre lo que nuestros pastores no consiguen: despertar al gigante dormido del catolicismo español del que, por cierto, forma parte un gran número de sus electores.

Al final, va a hacernos un doble favor: el acumular méritos de forma acelerada para que le echemos del Gobierno en cuanto podamos y el habernos fortalecido en nuestra fe. Como dice el refrán: "No hay mal que por bien no venga".

Mercedes Soto Falcó

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