Caamaño acelera un acuerdo express con Somalia Hasta que los familiares del Alakrana no levantaron la voz, la parálisis del Gobierno era total. Ahora que los familiares han hablado, el Gobierno se preocupa. Lo primero, afirmar que algunas críticas de los familiares son injustas. Lo segundo, ponerse a trabajar. Pero la falta de costumbre les hace pisarse las mangueras: Defensa a Exteriores y viceversa.
Al final, a Zapatero se le ha ocurrido una fórmula para solventar la crisis: devolver a los piratas. Pero eso sería ceder al chantaje. Así que Garzón sugiere que hay vías legales. Es decir, convenio express con Somalia. En eso trabaja Caamaño. Sólo que el portavoz de la APM, Antonio García, le ha dejado con la brocha en la mano: no tendría suficientes garantías legales porque Somalia es un Estado fallido. Da igual, fallido o no, se soluciona el problema. Como el gato, no importa que sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones.
Luego están las familias. Hasta ahora habían sido atendidas por el director general del Mar. Desde que alzaron la voz, fue la ministra Espinosa la que se hizo cargo personalmente del asunto. Y ahora, habida cuenta del escándalo despertado, es Zapatero quien asume ese papel. En la tarde de este martes se reune con los familiares que habían peregrinado a la Audiencia Nacional para buscar una solución.
Por otra parte, los medios de comunicación. Tanto De la Vega como Zapatero nos piden silencio. Por prudencia, dicen. ¿Es que no se puede criticar la labor del Ejecutivo en una democracia? Apaga y vámonos. El último eslabón es el del PP. Desde que De la Vega les acusara de estar utilizando el dolor de las familias para fines políticos, el PP ha girado. De una Soraya criticando a un Basagoiti apoyando. De un Feijóo que monta su propio equipo de crisis a una Cospedal que apoya al Gobierno en lo que haya que hacer. Hay dos almas, dos PP. Pero parece que ha ganado la vía blanda, en esa permanente estrategia de no azuzar demasiado para que el español light nos pueda votar. Complejos.