Este miércoles hablábamos de la desautorización de Zapatero a Campa al hacer públicos los datos del PIB del primer trimestre. La segunda desautorización se produjo al señalar que el modelo austriaco sigue teniendo toda su fuerza en contra de lo que había señalado Campa en una entrevista en La Razón. Es verdad que el propio Campa dio marcha atrás en un almuerzo de periodistas económicos celebrado el pasado lunes: Hay que valorarlo en su conjunto, dijo. Básicamente consiste en abaratar la contratación sin que los trabajadores pierdan derechos. ¿Y eso cómo se hace? Como en el alemán: cubriendo la diferencia con dinero público. ¿Pero no habíamos quedado en que teníamos que cumplir con el plan de estabilidad? Si, pero siempre que el crecimiento acompañe, no vaya a ser que el recorte del gasto de manera brusca apuntille el crecimiento, argumentan Campa y Zapatero.
Mientras tanto, el sector público sigue produciendo efecto crowding out. Efecto expulsión en el mercado de trabajo: ya superamos el 20% de funcionarios. Efecto expulsión en el sistema financiero: las entidades financieras han sobrecomprado deuda y ahora se sienten incapaces de dar préstamos a los operadores privados. Y efecto expulsión en la actividad. Si todo lo hacen las administraciones en competencia desleal, no es posible que florezca la iniciativa social y privada. Esto es lo que ocurre si se aplica la tesis Campa-Zapatero.
Andrés Velázquez
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