El reglamento de la Ley de Competencia ‘bendice' la figura del chivato
Aquel empresario que forme parte de un carter y colabore con los servicios de competencia quedará impune. Es sólo un ejemplo de la sociedad ‘chivatizada'. El partido contra el tabaco se enorgullece de haber denunciado a 400 bares yEl Consejo de Ministros ha aprobado este viernes el reglamento de la Ley de Competencia. En dicho reglamento se establece lo que ya señala la Ley: la exención de multas a quien coopere con los servicios de Competencia. De esta manera, aquel empresario que forme parte de un carter, podrá denunciarlo ante la Comisión Nacional de la competencia garantizándose la impunidad. Y no sólo eso, sino que además se regula la existencia de un buzón de denuncias anónimas.
No es el único caso en el que el Gobierno ha hecho mano de los chivatos para garantizarse el éxito de sus propuestas. También la ley antitabaco promueve las denuncias de los bares y restaurantes que incumplen la normativa vigente. De hecho, el Partido Antitabaco se enorgullece de haber presentado ya 400 denuncias contra establecimientos que no cumplen la ley ‘victoriana' de Dª Elena Salgado.
Por su parte, en la Ley de Violencia de Género impulsada por De la Vega, se incita también a los ciudadanos a que denuncien los casos que conozcan de violencia de género. Y esto de la colaboracióon ciudadana está bien. Sólo que en este caso, les obligaría a meterse en la alcoba del vecino. Y eso ya es demasiado. ¿Qué pasa si se trata de una simple riña conyugal? Da igual: de lo que se trata es de que la ciudadanía entera se convierta en policía... Todos vigilan a todos.
Llevado al extremo, el asunto es complicado. Porque, ¿a quién no le faltan unas gafas de repuesto en el coche? ¿Quién cuenta con todas las lámparas de repuesto reglamentarias? Si la cosa se extiende a Hacienda, el tema se pone feo. Al chulito que va presumiendo de "planificación fiscal" le puede caer una inspección por una denuncia anónima de su compañero de mus.
El resultado ya es conocido: la desconfianza ciudadana, la ruptura de las relaciones vecinales, los ajustes de cuentas interpuestos. El ‘copyright' lo tiene Fidel Castro, que ha sido capaz de instaurar un sistema de control social absolutamente espectacular. Los Comités de Defensa de la revolución se encuentran en cada manzana y controlan cada uno de los movimientos de la barriada: quién entra, quién sale, qué hace, con quién va. Absolutamente todo: si tiene televisión por cable, si trapichea con los turistas. Todo. Es un Gran hermano que todo lo ve.
Por supuesto, el Gobierno español no pretende llegar a esos niveles. Pero la tendencia es muy peligrosa. Porque se trata de convertir a todos los ciudadanos en policías y en ofrecerles instrumentos de venganza personal a coste cero y con la garantía del anonimato. La mejor manera de destruir una sociedad, que para cuajarse, necesita de eso tan básico que se llama confianza.