Sr. Director:
Mientras ZP ha prometido gobernar con humildad y diálogo, en una España que todavía sigue conmocionada por los 110 kilos de dinamita y los 200 muertos del 11-M, poco después a esta tragedia anuncia la ampliación del aborto libre hasta las 14 semanas.
Hay quienes piensan que un embrión es un trozo informe de carne, pero cualquier estudiante de medicina que ha estudiado la asignatura de Embriología, sabe que es algo muy distinto. Sabe que el minúsculo embrión de un mes mide
ZP nos presenta la próxima ley ampliadora del aborto como una conquista de la libertad, como sí el aborto fuera un derecho, ¿es qué acaso matar en un derecho fundamental y no solo en estado de necesidad como así lo recoge nuestro ordenamiento jurídico? También es cierto que la pena de muerte estaba permitida en España, según el Código Penal militar español, hasta 1989. Gracias a Dios, en eso hemos mejorado, pero parece ser que ZP no es tan progresista como dice porque lo único que pretende es deshumanizar las leyes, así es que tendrá que reconocer que la labor de legislar tiene unos límites intrínsicos (que son los derechos fundamentales,…) y otros extrínsecos ( la voluntad popular, y no la suya y la de unos pocos que le rodean). Está claro que ZP solo se mueve con arreglo a unos intereses electoralistas, como lo es en el caso de la adopción de hijos para las parejas de homosexuales,...
Zapatero alegó al comienzo de su legislatura que ha llegado la hora de una visión laica, en la que nadie impone sus creencias ni en la escuela, ni en la investigación, ni en ningún ámbito de la sociedad. Pienso que debería ser el primero en aplicarse sus palabras, porque al permitir el aborto nos quiere imponer su propia creencia: que un embrión no es un ser humano, que es un trozo de carne sin ningún tipo de vida; triste creencia a pesar de ser contraria a la evidencia científica.
Una manera de sensibilizar a todas las jovencitas, y las no tan jovencitas, sobre la moralidad del aborto, sería invitarles a ver la ecografía de esa deliciosa criatura antes de cometer un error que les deje una huella imborrable en su conciencia. Y en los casos en los que ya hubieran cometido ese error, les animaría a que fueran valientes y que vieran con sus propios ojos y que, incluso, tocasen los restos del niño despedazado justo después de practicarles el aborto, o, incluso, mas fácil todavía: enseñarles un aborto en formol, como hizo Jesús Poveda (gran defensor de la vida) en una de sus valientes hazañas en una discusión contra unas abortistas, la cual terminó tajantemente cuando les puso en frente sus narices un bote con un aborto en formol.
La masacre de Madrid fue un atentado terrorista que nos desvaneció a todos por la gran cantidad de victimas, pero el aborto es algo más: un atentado contra la inocencia misma.
Lorenzo Dominguez Insa
lorenzodominguez@hotmail.com