Todo el mundo a la calle, a hacerse fotos, a salir en los medios, a conceder entrevistas, a vender a su madre si hace falta, pero hace falta multiplicar la presencia. ¿Y quién gobierna? Los medios, se debe de gobernar a través de los medios, así que todo el mundo al plató, modelo Chávez en Venezuela en un Aló presidente continuo. Eso es lo que el Presidente Zapatero les ha pedido a sus ministros. O sea, que no quiere volver a nadie que en las encuestas aparece como desconocido. ¿Y si alguien tiene fobia a la prensa? Pues que se aguante y vaya haciendo prácticas. Sin cagarla que diría el ex presidente González en relación al Estatuto de Zapatero.
Y claro, todos los ministros, fieles al mandato presidencial se encuentran de sarao en sarao, sin pisar el ministerio, lo cual explica bastante bien la parálisis gubernamental. Sin ir más lejos, en la mañana de este martes se encontraban arropando al presidente, casi todo el Consejo de Ministros. Faltaban curiosamente los vicepresidentes (los más trabajadores de todo el Gobierno) y el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, que parece haber quedado absolutamente ausente de las negociaciones estatutarias.
No sólo estaban, sino que luego se han tenido que prodigar con los medios: los afines, los no tan afines, los mediopensionistas y los desenfadados. El reportero de CQC se ha acercado a la ministra Salgado para darle un carnet de ministra por puntos. Cada cagada ministerial, restaría puntos. Una vez eliminado del crédito, es de suponer que se produciría una crisis de gobierno. Esa que Zapatero no soporta. A cambio, el reportero le ofrecía a la ministra un carnet de periodista por puntos: cada información considerada no veraz por parte del Consejo Audiovisual restaría puntos. Y ahí estaba Salgado soportando estoicamente la broma con unas ganas locas de que el cámara apagara de una vez la dichosa lamparita. Ya saben, hay que multiplicar la presencia. La vida de ministro es muy dura
Porque siguiendo con Salgado, además de aguantar a los reporteros de CQC ha tenido que aguantar la rebelión fumadora de uno de los asistentes. Imagínense la escena: 650 personas de lo más granado del todo Madrid, mesa presidencial con ministros y altas instancias del Estado, entre ellos, el Defensor del Pueblo, Enrique múgica, que ya ha manifestado su aversión a la Ley antitabaco. De repente, se observa subir humo. ¿Quién fuma? Por cierto, nadie ha sido sancionado, porque como dice El País, hay que aplicar la normativa con tolerancia y prudencia.