Zapatero se reunía con su grupo parlamentario para darles algunas indicaciones antes del inicio de la legislatura. La primera es que como tienen más votos y más diputados, pueden aspirar a desarrollarse proyecto con "autonomía". "Con diálogo, sí; pero con autonomía". O sea, que va a gobernar para todos, pero con su programa. Rodillo al canto.
Pero lo más sorprendente es la supuesta mano tendida al PP: Dice que su determinación para "poner fin a la violencia" es firme y que espera poder contar con el apoyo de todas las fuerzas políticas. "Por nosotros, no va a quedar". Un gesto previo a la marginación del PP. Porque no es lo mismo "poner fin a la violencia" que "derrotar a ETA". Lo primero permite reabrir el malhadado proceso de negociación. Lo segundo no. Por esta calculada ambigüedad, el PP probablemente quede fuera.
Lo que no explica el gobierno es por qué diantre si su voluntad en la lucha antiterrorista es tan firme, no se deroga la resolución parlamentaria que permite al Gobierno negociar con ETA. Quizás porque en el fondo se quiere dejar una rendija abierta a una posible negociación en el futuro, "cuando interese a la jugada", que diría Bermejo.