Con los dos nacionalismos el vasco y el catalán- Zapatero confía, no sólo en arrinconar al PP sino, lo que es igualmente importante, imponerse en su partido, tras la salida de Bono e Ibarra. Con el PNV, el problema es el derecho al autodeterminación y, naturalmente el propio proceso de paz. Para lograr este propósito, el PSOE insistirá en una sola idea de forma machacona: el PP es un partido de extrema derecha. Está previsto que tanto RTVE como Prisa-Sogecable hagan causa común en esta idea
Zapatero tenía dos cosas que ser: pluralizador y pacificador. Veremos si al final se queda con alguna. Las palabras de Carod-Rovira, pronunciadas en la mañana del martes en Madrid revelan el punto de enfrentamiento al que han llegado los socialistas y los republicanos independentistas catalanes, más allá de que nos encontremos en vísperas de las campañas electorales para las elecciones catalanas. Sólo el candidato del PSC, José Montilla amenaza ahora con reeditar el tripartito catalán y aún así lo hace con el temor propio de quien sabe que está amenazando a Zapatero con un imposible.
En definitiva, sigue vigente el pacto Zapatero-Mas firmado ya hace más de un año, y no seis meses atrás, cuando se escenificó. Un pacto que, además, tiene cláusulas secretas, aunque empiezan a ser conocidas por todo el mundo. Las partes básicas son de todos conocidas: Mas debe ser presidente de la Generalitat independientemente del más/menos de los resultados electorales. Como mucho, y si las urnas así lo exigen, estaríamos hablando de CiU en la presidencia de la Generalitat y José Montilla como conseller en cap, algo que hace que al propio Montilla le rechinen los dientes.
Y si todo ello se cumpliera, se añadiría la gran traca final: CiU entraría en el Gobierno de España para aislar definitivamente al PP.
Pues bien, al pacto catalán hay que añadir ahora el pacto vasco, menos importante, pero con mayor influencia en los sentimientos de muchos ciudadanos de todo el país. En cuanto supone pasar, en el lenguaje de Carod, de pluralizador a pacificador. Zapatero quiere que Patxi López reedite el pacto PNV-PSOE de la Transición: asegurar la presidencia de Ajuria Enea al PNV, que gobernaría en coalición con el PSE.
Eso sí, en el caso vasco hay un problema añadido. En pleno proceso de paz con la banda terrorista ETA, el PNV no quiere dejarse ganar por nadie en la carrera por ser más nacionalista que el prójimo y exige el reconocimiento del derecho a la autodeterminación. Algo que, por el momento, ni Zapatero puede conseguir.
Ahora bien, si al pacto catalán se le uniera el vasco, Zapatero no sólo conseguiría aislar durante mucho tiempo al PP, sino unificar a su propia formación, que no está, ni mucho menos, unida y feliz. Es más, aunque las retiradas de Bono e Ibarra están terminando poco a poco con felipismo y guerrismo para que sólo quede el zapaterismo, todavía no se puede cantar victoria. Lo que sí tienen claro los asesores monclovitas es que la nueva campaña de imagen y los pactos con los nacionalistas vascos y catalanes exigen que prospere la campaña de propaganda que trata de presentar al partido de Mariano Rajoy como una formación de extrema derecha., tanto la TV pública, RTVE, como el grupo PRISA-Sogecable van a colaborar con entusiasmo en la campaña iniciada por el propio Zapatero, y que podríamos expresar así: la única derecha democrática que existe en España es la derecha nacionalista.