Sr. Director:
Tanto han cambiado las cosas para que todo siga igual, que los bufones, que en la Edad Media distraían a la corte con las pantomimas que de sus amos representaban, hoy se han creído su papel hasta tal extremo que de manera continuada efectúan la suplantación... con el beneplácito de sus amos.

Tan es así que no pasa día si que ejecuten alguna de sus genialidades. Ayer, sin ir más lejos, pudimos comprobar cómo el bufón mayor nos decía que la economía española se encaminaba hacia un futuro sideral y prometía introducirnos en la investigación espacial... Con la que está cayendo.

Pero los bufones siempre ponen en sus actuaciones algo de realidad; así, la propuesta no deja de tener atractivo, porque medios para conseguir lo propuesto existen en abundancia. No es tanta la tontería expuesta por el bufón mayor. Y es que no cabe duda que, desarrollando un mínimo la tecnología, la democracia española puede alcanzar tranquilamente el espacio sideral.

¿Y cómo es posible tal cosa? De manera sumamente sencilla, e intercalando un político, un asesor y un liberado sindical, tranquilamente podemos llegar a la Luna... y paralelamente, si intercalamos un parado, un funcionario improductivo y un prejubilado, con toda tranquilidad podremos poner el primer hombre en Plutón.

Es que no sabemos los genios que tenemos controlando la cosa pública. Un poco de fe en ellos es suficiente para conseguir todos los objetivos... y tendremos un Zapatero sideral.

Delenda est democratia.

Cesáreo Jarabo

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