El presidente de una importante institución del Estado, así como otros altos cargos salientes, departía con el recién llegado a
Zapatero, tajante, afirma:
- La situación en el País Vasco es irreversible.
Gran conmoción entre los presentes. ¿Qué significa irreversible? ¿Qué hay que aceptar el Plan Ibarretxe o sencillamente la independencia de Euskadi?
Entonces, el presidente de la muy alta institución acude al quite para argumentar que el nacionalismo vasco sigue los dictados de un cantamañanas del siglo XIX llamado Sabino Arana. Y entonces, es cuando la concurrencia pasa de la inquietud al estupor:
-No sé nada de Sabino Arana, manifiesta el señor presidente del Gobierno.
El cronista no lo cuenta, pero, al parecer, todos los presentes cambiaron de asunto.
Tenemos un presidente ignorante y, por ignorante, insensato.