Internautas critican que el Gobierno Zapatero ayude a los especuladores del ladrillo

 

La iniciativa internetera ZapateroPinocho.com censura la decisión aprobada este viernes por el Consejo de Ministros según la cual constructores y entidades financieras podrán posponer hasta el 31 de diciembre de 2010 la devaluación de sus activos inmobiliarios. Todo el mundo sabe que el suelo comprado antes del estallido de la crisis no vale lo que dicen que vale; para salir de la crisis tenemos que reconocer la realidad; no hacerlo es hacernos trampas en el solitario y posponer la recuperación, señala el portavoz de Zapatero Pinocho, Miguel de los Mozos.
Zapatero Pinocho censura que el Gobierno esté apoyando a quienes han especulado con el suelo. No nos han explicado por qué lo han hecho y los ciudadanos tenemos derecho a una explicación razonada y razonable, señala De los Mozos. La actitud del Ejecutivo resulta contradictoria con la supuesta demonización del modelo de crecimiento basado en la construcción. Zapatero pretende seguir tomándonos en el pelo: quiere seguir vendiéndonos chabolas a precio de chalet, concluye De los Mozos.
La decisión del Gobierno no sólo es contradictoria con la supuesta apuesta por un nuevo modelo de crecimiento económico sino también con la normativa del Banco de España que ha obligado a las entidades financieras a provisionar el 30% de sus activos inmobiliarios. El prudente Banco de España obliga a provisionar ese 30% asumiendo que es irrecuperable; en cambio el Gobierno parece esperar una suerte de milagro antes de que finalice 2011; un milagro en el que nadie cree, apunta De los Mozos.
En el fondo -insiste De los Mozos- el Gobierno ha permitido que constructoras y entidades financieras puedan seguir mintiéndose a sí mismas y al mercado. La peor manera de salir de la crisis y la mejor forma de alargar la recesión. De los Mozos añade que si lo que se pretendía es salvar las cuentas de resultados podría haberse aprobado una normativa excepcional por la que las pérdidas pudieran contabilizarse a lo largo de 10 años. Los balances se habrían actualizado al valor real de mercado sin afectar a las compañías con futuro que podrían beneficiarse de una especie de crédito fiscal, señala. Una vez más nos encontramos ante un presidente congénitamente mentiroso, que utiliza la mentira como herramienta política ordinaria y que pretende tomarnos el pelo; pero ya no cuela, concluye De los Mozos.